Quienes estén familiarizados con los periódicos callejeros –las personas que los compran, leen, elaboran y los apoyan– saben de lo que trata una publicación de este tipo: son una solución emprendedora a la pobreza, una fuente de ingresos sostenible para quienes no pueden encontrar un trabajo, una herramienta de empoderamiento para los vulnerables y marginados dentro de la sociedad.
Pero son las personas que venden estas revistas y periódicos –en las calles, afuera de las tiendas, en las estaciones de tren, en las intersecciones concurridas– quienes saben lo que realmente significa un periódico callejero y lo que representa.